Cuando alguien está muy deprimido y pese a ello sigue moviéndose en los mismos ambientes de siempre, con la misma gente de siempre, es muy difícil que pueda salir del hoyo. Los grandes pensadores clásicos ya descubrieron que la vida es movimiento, es cambio continuo, nada permanece. Por eso, cuando nos obstinamos en seguir haciendo lo mismo, en chocarnos contra la misma pared una y otra vez, en el fondo estamos perpetuando inútilmente nuestro sufrimiento. El ser humano le tiene alergia al cambio porque nos movemos por hábitos, ya que éstos nos confieren una gran seguridad. Pero si somos conscientes de que nuestra vida es una mierda, lo que tendremos que hacer será darle un nuevo rumbo, ya que el de siempre nos ha conducido al estado actual. Einstein ya lo comprendió hace un siglo: “Si pretendemos que las cosas cambien, no podemos seguir haciéndolas igual que siempre”.
Si tienes la desgracia de identificarte con los millones de seres humanos que padecen desamor o depresión (van de la mano), siéntete de enhorabuena. Hoy mismo puedes empezar a abandonar ese estado. Pero para lograrlo ya sabes: tendrás que dar un giro a tu vida, sin mirar atrás. Las medicinas te podrán ayudar, aunque en el fondo sólo sirven para enmascarar los síntomas. Cuando te permitas hacer cosas nuevas, diametralmente opuestas de aquéllas que te condujeron a la “noche oscura del alma”, podrás escribir las mejores páginas del libro de tu vida, que siempre son las que están por llegar. Tú eres el escritor, y por tanto el responsable de que los próximos capítulos sean tan luminosos como grande sea el cambio que imprimas a tu nueva vida. La vieja y apolillada déjala atrás. Te hará bien.
Fernando Solera
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